En un mundo azotado por una crisis incompatible con los modelos de negocio tradicionales, donde Europa ha perdido fuerza económica frente a otras potencias emergentes y España sufre un colosal desempleo que afecta, en algunas zonas, a un tercio de la población activa, se hace completamente necesario buscar alternativas, como nuevas metas profesionales y emprender nuevos proyectos.
Aquellas personas que están desempleadas o descontentas con su actividad laboral, tienen la oportunidad de cambiar el arquetipo de trabajador por cuenta ajena para convertirse en un profesional autónomo, emprendedor y que desempeñe sus tareas como freelance.
¿Pero qué es un freelance? Un freelance es un profesional que ejecuta sus trabajos de forma autónoma, con total libertad e independencia, buscando sus propios clientes y estableciendo unas tarifas elegidas por propia voluntad.
Que hace a la vez de director, vendedor, intermediario, contable y peón. Es su propio jefe y su propio subordinado. Toma todas las decisiones relacionadas con el servicio prestado, desde el precio hasta la fecha de entrega.
Sin embargo, trabajar como freelance requiere ciertas características indispensables para que la aventura llegue a buen puerto.
La primera, y quizá más importante, es la autodisciplina. Un trabajador holgazán, incapaz de imponerse una meta y llevarla a cabo, inepto a la hora de establecer una rutina y efectuarla y negado cuando se trata de adquirir y cumplir un compromiso, es enteramente incompatible con la figura del freelance.
Un freelance debe ser cumplidor, estricto, férreo en sus decisiones y comprometido con la calidad de sus servicios.
Además, debe irradiar seguridad. Una persona que desconfía de sus propias aptitudes, suspicaz ante los clientes, vacilante a la hora de establecer una relación comercial y dubitativo frente las preguntas de quienes adquieren sus servicios, tiene muy difícil consolidar una imagen firme, fiable y segura.
Un freelance debe estar seguro de sus posibilidades y confiar tanto en sus cualidades como en los clientes a los que prestará sus servicios.
Finalmente, la tercera característica del freelance, es la motivación. Un trabajador descontento con su desempeño laboral, que no tenga entusiasmo ni se motive a la hora de ejecutar una empresa y al que no le guste su profesión, tiene muy difícil abrirse un hueco en este mundo.
Un freelance debe sentir su profesión como una vocación. Tiene que dedicarse a ello con pasión, y entusiasmarse con la necesidad de ofrecer servicios sobresalientes, claros y brillantes. Debe generar una marca propia que dilucide que disfruta con su trabajo.
En definitiva, si eres una persona disciplinada, segura de sí misma y motivada en tu ámbito profesional, ¡no lo dudes más! Da el salto hacia la autonomía, hacia la independencia. Emprende con decisión y entusiasmo tu propio negocio, tu propia marca, tu propio servicio.
¡Pásate al mundo del freelance!
Sólo depende de ti y si necesitas ayuda aquí puedes encontrarme.